lunes, 23 de agosto de 2010

Mata Hari, espionaje y romanticismo



La historia de Mata Hari dio un rumbo romántico a la vida de todos aquellos que se dedicaron a espiar.

Porque espías ha habido siempre, en cualquier época y lugar. El mismo Gengis Kan dijo un día: “un buen espía vale tanto como 10.000 soldados”. Y sin embargo, un nombre ha sobresalido por encima de todos, el de Mata Hari, y no precisamente porque se tratara de una buena espía (todo lo contrario), sino más bien por su vida alegre y desenfadada, por su glamour, por la vida que le tocó vivir y disfrutar hasta el último minuto.

Margarita Zelle, su nombre real, nació en Holanda en el año 1876, pero muy pronto quedó huérfana. A los 18 años se casó, gracias a un anuncio de periódico, con Campbell McLeod, un capitán de 39 años, y poco después se marchó a vivir a Indonesia, por aquella época colonia holandesa, donde tuvo dos hijos.
Fue el inicio de su carrera como bailarina, porque nada más llegar se vio fascinada por el mundo oriental, y pronto se convirtió en una experta en las danzas del lugar. Tenía tiempo y una vida triste en lo familiar, al sufrir la muerte de uno de sus hijos.
Con el valor y el arrojo que la caracterizaba, en el año 1902 volvió a Europa, pero se cambió el nombre por el de Mata Hari, que en javanés significaba “ojo del alba”, y allí se dedicó a los bailes exóticos provocativos sobre el escenario.

Su fama se extendió por toda Europa, y durante más de diez años se convirtió en una de las cortesanas más conocidas, pues no tenía problemas para irse a la cama con quien quería, pues pretendientes no le faltaban para ello.
De ese modo, conseguía enterarse de muchos secretos de Estado y confidencias personales. Sin embargo, el comienzo de la Primera Guerra Mundial en su cabeza se empezó a formar cierta idea. Tenía tantos secretos de alcoba y tal facilidad para llegar hasta los dormitorios de los altos cargos de todo el mundo que decidió ofrecerle sus servicios a Kraemer, jefe del espionaje alemán.

En 1915, los alemanes enviaron a Mata Hari a Madrid para que realizara tareas de espionaje aprovechándose de sus encantos. Aquellos mismos encantos que la llevaron a compartir cama con lo más granado de la alta sociedad madrileña, como Álvaro de Figueroa, conde de Romanones y por ese entonces presidente del gobierno español. Con Enrique Gómez Carrillo, escritor y marido de la cantante Raquel Meller o con Eduardo Dato, entre otros.
Sin embargo, sus actuaciones y su falta de profesionalidad, hicieron que pronto los aliados empezaran a sospechar de ella.

En 1916, Mata Hari volvió a París pero fue apresada, y acorralada, se ofreció para actuar como agente doble para Francia. Sin embargo, de nuevo su torpeza la traicionó, pues pensó que con esa simple promesa se libraría de la persecución. Ella siguió espiando únicamente para Alemania cuando volvió a Madrid, esta vez bajo el pseudónimo H-21.

De nuevo sus mensajes fueron interceptados, y una vez que volvió a Francia fue arrestada por Ledoux el 13 de febrero de 1917. El 15 de octubre de aquel mismo año de 1917, Mata Hari fue fusilada en Vincennes, pero su glamour llegó a tal punto que justo antes de recibir los tiros, y tras haberse negado a que le taparan los ojos, lanzó un beso provocativo a los soldados que la fusilaban.

paseandohistoria.com

“La Iglesia católica está llena” de gays


El sacerdote José de Jesús Aguilar, y subdirector de Radio y Televisión de la Arquidiócesis de México, se pronunció en favor de la adopción de niños entre personas del mismo sexo —contrario a la posición de los cardenales Norberto Rivera y Juan Sandoval Íñiguez—, y dijo que la “Iglesia católica está llena de homosexuales” que participan en la labor pastoral.

“Hay catequistas (homosexuales) que ayudan en el apostolado y en grupos juveniles, porque cuando se trata del trabajo del apostolado se les reconoce y en otro momento determinado se regresa a la mala imagen…”

El clérigo afirmó conocer a gays que han educado niños y que los menores están bien.

La sociedad, argumentó, debe valorar a los gays que trabajan. Además “no todos los homosexuales van a adoptar. En ellos hay una conciencia y Dios les dice en qué momento van adoptar, establece capacidad afectiva y otros elementos que deben exigir”.

En el programa nocturno Frente a Frente, de Lolita de la Vega en el Canal 13 —donde se analizó el tema de las adopciones entre parejas del mismo sexo, al que asistieron especialistas y activistas del movimiento gay—, el ex sacristán de la Catedral Metropolitana cuestionó los señalamientos de integrantes de la Iglesia católica, quienes aseguran que se niega el derecho a niños y niñas de tener un padre y una madre, por lo que ironizó ¿dónde están esos padres?.

El cura indicó que existe mucho desconocimiento: “¿Realmente qué conoce la gente de los homosexuales? A veces conoce sólo lo que pasa en los programas, donde se burlan de ellos, donde los presentan como peinadores, miedosos o loquitas.

“Esos programas presentan a un homosexual que la gente dice ese modelo va ser mamá o papá, esa persona débil que no tiene carácter, que no tiene una vida respetable, que anda con este, ese y con aquel más. Gran parte de estos programas y la poca información han hecho que existan perjuicios”, comentó.

Aguilar agregó que “no marcaría a personas homosexuales y heterosexuales, sino que hablaría de personas que fueran capaces de amar, porque el amor implica respeto, continuidad, acompañamiento... y la no imposición. Conozco a gente heterosexual y homosexual de ambos lado veo gente muy mala y muy buena.

“No puedo decir a nombre personal o de la Iglesia que una persona por tener una atracción distinta es mala”, detalló.

El padre refirió que un documento del papa Juan Pablo II señala que la homosexualidad “no tiene un origen clarificado y esto va contra aquellos que piensan que la homosexualidad es una conducta, y por tanto, una aberración. Si una persona naciera debería estar dentro del plan de Dios, si la tomara después sería otra cosa distinta”.

Actualmente, sostuvo, las leyes no exigen que sean casados para adoptar, una persona soltera puede hacerlo y educar a un niño, y no preguntan si es homosexual o lesbiana.

“Conozco personas que son homosexuales y que han educado a un niño y que incluso los hijos no saben que él es homosexual”. Comprendo que la Iglesia eleve el matrimonio como sacramento y tome en cuenta que sea entre un hombre y mujer, porque “naturalmente están abiertos a la vida”, dijo.

Algunos personajes de la Iglesia, comentó, “dicen que no hay que quitarle el derecho al niño de un padre y una madre; entonces pregunto en dónde están esos padres”. Como ciudadanos, insistió, los gays tienen derechos y no se les pueden negar.

En tanto, la Arquidiócesis de México, a través de su semanario Desde la Fe, felicitó a los ministros de la SCJN, Guillermo Ortiz Mayagoitia y Salvador Aguirre Anguiano, por la “firmeza heroica” y la defensa jurídica que hicieron del matrimonio heterosexual y del derecho de los niños a tener un padre y una madre.

milenio.com Por:José de Jesús Aguilar

Cínicos; solaparon a Maciel, y satanizan a los gay



A no pocos jerarcas de la Iglesia católica les queda, como anillo al dedo, el adjetivo de cínicos sin vergüenza. ¿Por qué?

Porque si a esos jerarcas realmente les preocuparan los niños mexicanos, su salud y educación, nunca hubieran solapado por décadas al depredador sexual e infantil con sotana que fue el padre Marcial Maciel.

Y es que el caso Maciel, su probada doble o triple moral, y la perversión sexual que ejerció contra menores por más de medio siglo —y que solapó tanto la jerarquía católica mexicana como la romana—, es el mejor ejemplo de que hoy es más riesgoso para un niño estar con un sacerdote católico, que ser adoptado por un matrimonio de personas del mismo sexo.

¿Dónde está la calidad religiosa, ética, moral, cristiana, de Sandoval Íñiguez y Norberto Rivera; de la Conferencia del Episcopado, para cuestionar la educación y la seguridad de un niño formado por una pareja gay, cuando toda la jerarquía católica, los príncipes católicos y muchos de los curas de ciudades y pueblos de todo el país son pecadores confesos, abusadores de niños, niñas y mujeres; cuando por décadas han ocultado bajo una sotana cómplice no sólo a sus hijos y parejas, sino preferencias sexuales gay, mientras predican contra quienes han tenido el valor de salir del clóset?

¿Con qué calidad moral, ética y cristiana, el cínico y desvergonzado de Juan Sandoval pone en duda la capacidad de una pareja gay para educar a un hijo adoptado, cuando nunca denunció a Marcial Maciel, cuando cientos o miles de sacerdotes de todo México esconden a sus hijos, los llaman “sobrinos”, los educan en esa doble moral y cuando muchos otros han sido y siguen siendo abusadores de niños? ¿Cuántos ministros católicos han aceptado el pecado de abusar de niños, como lo reclamó recientemente el papa Benedicto, en una de las más saludables autocríticas de la Iglesia católica en su historia?

Pero el problema de fondo parece estar en otro lado. Va más allá de una disputa entre la filosofía católica y la preservación del Estado laico; va mucho más allá de la constitucionalidad de los matrimonios gay y el derecho que tienen esas parejas a la adopción. En buena medida, el cardenal Sandoval, la Conferencia del Episcopado y Norberto Rivera, están haciendo política; mueven sus piezas para “doblar”, “someter” y/o “convencer” a uno de los más aventajados presidenciables; a Marcelo Ebrard. ¿Y por qué “doblar”, “someter” y/o convencer a Marcelo?
Porque todos los demás presidenciables, incluido AMLO, “ya están maiceados” por la jerarquía católica.
eluniversal.com.mx Por Ricardo Alemán