¿Está Benito?, ¿Cuál Benito?, "pues el que picó el agujerito". Éste es uno de los innumerables ejemplos del albur mexicano, que no es simplemente una expresión de la picardía mexicana, sino que también, de acuerdo con escritores como el recientemente fallecido Carlos Monsiváis, constituye uno de los principales elementos que configuraron la cultura popular urbana moderna.
Jorge Mejía Prieto, autor del libro "Albures y refranes de México", define al albur como un recurso de la picardía popular de México cargado de connotaciones sexuales para cuyo ejercicio acertado se requiere "gran destreza de palabra e imprescindible agilidad mental".
Señala que la palabra "albur" tiene como antecedente directo a la palabra francesa "calambur", que significa "equívoco" y "juego de palabras".
Puede considerarse al albur como un juego freudiano dada su obsesión totalizante por el sexo, pues así como los críticos de Freud han señalado las motivaciones sexuales en la totalidad de sus actos, hábitos y tendencias "de modo similar.
Sobre su surgimiento, el reconocido escritor y ensayista Carlos Monsiváis explica que éste sucede en el ambiente del teatro popular al que acudían al boleros, chafiretes, militares, prostitutas y proletarios, así como gente pudiente.
Durante las décadas de los años 20 30 y 40 de nuestro siglo en México, los albures vivieron una época de gran auge gracias a las representaciones sostenidas entre los cómicos de carpas y de teatro y el público asistente.
Aunque para muchos este tipo de interacción resulta incomprensible, Monsiváis señala que al paso del tiempo esta relación a partir de escaramuzas verbales constituyó una de las más importantes bases para la identidad nacional, y se convirtió en lo que hoy en día conocemos como folclor urbano.
"El albur es absolutamente mexicano: es la forma más ingeniosa de destrozar la lengua de Cervantes. Sirve para divertir, para sacar la opresión. Tantos siglos apretujado; el mexicano siempre es pobre, repito, jodido... Y toda esa opresión tiene que salir por alguna parte, porque si no estaríamos llenos de gente local. En el fondo, el mexicano se burla de sí mismo y de todos".
"buenas las tenga" y "que mejor las pase".
"Muchachos, ahí los busca Andrés", "¿Cuál Andrés?", "El que se atornilló a los tres".
Cuando llueve ¿te gusta ver gotitas o ver gototas? -prefiero ver a tu hermana a gatotas.
No es lo mismo la papaya tapatía, que tápate la papaya, tía.
No es lo mismo, los montes de Tapachula, que tápate los montes, chula.
No es lo mismo la cómoda de tu hermana, que acomódame a tu hermana.
Fuente: El Sol de México / Doina García
No hay comentarios:
Publicar un comentario
coloca aqui tus comentarios,para mejorar nuestro blog...