Durante la 2da. Guerra mundial, Irena consiguió un permiso para trabajar en el Ghetto de Varsovia, como especialista de alcantarillado y tuberías. Pero sus planes iban mas allá... Sabía cuales eran los planes de los nazis para los judíos (siendo alemana).
Irena pasaba niños escondidos en el fondo de su caja de herramientas y llevaba un saco de artillera en la parte de atrás de su camioneta (para niños de mayor tamaño). También llevaba en la parte de atrás un perro al que entrenó para ladrar a los soldados nazis cuando salía y entraba del Ghetto. Por supuesto, los soldados no querían tener nada que ver con el perro y los ladridos ocultaban los ruidos de los niños.
Mientras estuvo haciendo esto consiguió sacar de allí y salvar a 2500 niños. Los nazis la cogieron y le rompieron ambas piernas, los brazos y le pegaron brutalmente. Irena mantenía un registro de los nombres de todos lo niños que sacó y lo guardaba en un tarro de cristal enterrado bajo un árbol en su jardín.
Después de la guerra, intentó localizar a los padres que pudieran haber sobrevivido y reunir a la familia. La mayoría habían sido llevados a la cámara de gas. Aquellos niños a los que ayudó encontraron casas de acogida o fueron adoptados.
El año pasado Irena fue propuesta para recibir el Premio Nobel de la Paz. Pero no fue seleccionada. Se lo llevó Al Gore, por unas diapositivas sobre el Calentamiento Global y en 2009, Obama sólo por buenas intenciones.
¡ESTA SEÑORA ES MI NOBEL!
Gran mensaje. ¡No permitamos que se olvide nunca!
63 años después.
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